La secretaria de Estado de Educación, FP y Universidades, Montserrat Gomendio, ha explicado a la comisión de educación del Senado la reforma educativa que prepara el Ejecutivo. Entre los cambios sobresale la necesidad para todos los alumnos de aprobar un examen final, una prueba que será diferente según hayan elegido la vía hacia la Formación Profesional o hacia el Bachillerarto.
En Primaria también habrá dos evaluaciones: una en tercer curso, para detectar precozmente las deficiencias en lectura, escritura y aritmética básica de los alumnos y poder aplicarles apoyos y refuerzos; y otra a final de la etapa. Ambas pruebas carecerán de efectos académicos por lo que los escolares que no la superen no tendrán la obligatoriedad de repetir curso. Será el equipo docente quien decida si se repite sexto o bien se emite un informe de orientación para que el profesorado de ESO sepa qué apoyos necesitan los alumnos para seguir al ritmo adecuado.
Al final de Bachillerato habrá otra prueba uniforme para obtener el título. Las califaciones de la etapa tendrán un valor del 60% y la nota de la evaluación será el 40%.
Cada universidad podría decidir el valor que concede a esa evaluación para matricularse en una carrera o si quiere exigir una nota determinada, un examen adicional o una entrevista.
Según Gomendio, serán evaluaciones no sólo de conocimientos, sino de competencias transversales.
Los actuales programas de cualificación profesional inicial pasarían a denominarse “ciclos de formación profesional básica”, de dos años, entendidos como educación obligatoria y gratuita, que tengan un “balance más adecuado” entre la proporción de enseñanzas prácticas y académicas, y con la idea de que tengan mayor “fluidez” hacia la FP media.
Para los que elijan FP media y quieran seguir en la superior habrá asignaturas voluntarias y más académicas que se podrán cursar en horario extraescolar.
La mayor autonomía de los centros educativos se conseguiría a través de la especialización curricular o implantación de métodos pedagógicos propios.
El consejo escolar de centro tendrá funciones consultivas, mientras que al equipo directivo le corresponderá una mayor capacidad de decisión.
La secretaria de Estado de Educación ha indicado que el Ministerio ha modificado algunas propuestas iniciales como resultado del debate preliminar con la comunidad educativa y las más de 4.000 aportaciones ciudadanas recibidas en la web ministerial.
Así, se mantiene el actual sistema de “4+2” (cuatro cursos de ESO y dos de Bachillerato o FP media) en lugar de ir a un “3+3” por las consecuencias que tendría para las estructuras de centros y profesorado, así que se ha optado por adelantar a cuarto de ESO la elección de vías hacia estudios postobligatorios.
Estas reformas se presentan una semana después de la publicación del informe de la OCDE sobre el estado de la Educación, que pone de manifiesto los deficientes resultados del sistema educativo español y que España es uno de los países de la OCDE con más jóvenes que ni estudian ni trabajan (23,7% frente al 16% de media de la organización)